GRADA Opinión

Marcharse a tiempo

A través del famoso “Larcamonismo”, del “laburo”, de la entrañable “Identidad Puebla”, esa misma que no hizo ni el mínimo asomo en la reciente eliminación, la afición volvió a tener fe en su equipo; volvió a sentir orgullo de vestir su camiseta; volvió a sentir interés por ir al estadio.

Miguel
Miguel Caballero

Actualizado: 17 OCT 2022 - 2:41

Marcharse a tiempo
Arte: GRADA

“Siempre he pensado que de los sitios te tienes que ir arriba, cuando la gente te respeta y te echaría de menos si te fueras. Hay que saber cuándo decir adiós”.

Xabi Alonso; El País

En abril de 2017, el entonces mediocampista del Bayern Münich y hoy entrenador del Bayer Leverkusen, Xabi Alonso, se sinceraba frente al periodista y escritor español Manuel Jabois sobre su regreso al Santiago Bernabéu, en la previa de la vuelta de Cuartos de Final de la Copa de Europa de aquel año, la cual terminaría en las vitrinas del Real Madrid pocas semanas después.

Sin esperar a que la charla entrara en calor, Jabois tiró la primera bala: “Su marcha del Madrid fue tan rápida que pareció una fuga”. Alonso –acorde a su estilo, no en vano fue el broche de seguridad del Madrid durante cinco años, a las órdenes de Pellegrini, Mourinho y Ancelotti –reviró letal y elegante: “Fuga de ningún modo: no me escapé de nada”, a lo que después agregó lo que a mi parecer es, más que respuesta atinada, un lema de vida.

El sábado pasado, apenas finalizada la masacre –la segunda –a manos del América, bajo la influencia del ardor de la derrota y los dedos calientes y sin amarrar, afirmé que Nicolás Larcamón, al igual que la mayoría de los jugadores de la actual plantilla, no podían continuar en el club. El castigo recibido –a su juicio desproporcionado desde el duelo de ida y que no supo, no supieron resarcir él y los suyos en la vuelta –había derivado en un ridículo histórico y por cualquier lado que se le quiera ver, absolutamente insostenible.

Sería un malagradecido, por decir lo menos, si lo sucedido en los días recientes fueran motivo suficiente para olvidar lo que Larcamón y su equipo de trabajo –incluyendo cuerpo técnico y jugadores, los que siguen y los que ya no están ni estarán –regalaron a la afición desde su llegada.

A través del famoso “Larcamonismo”, del “laburo”, de la entrañable “Identidad Puebla”, esa misma que no hizo ni el mínimo asomo en la reciente eliminación, la afición volvió a tener fe en su equipo; volvió a sentir orgullo de vestir su camiseta; volvió a sentir interés por ir al estadio, prender la televisión o viajar de una ciudad a otra para alentar a los suyos; volvió a defender lo suyo, contra todo y contra todos. Volvió a creer.

¿Por qué? Por una simple y sencilla razón: su equipo competía. Las formas, en el futbol y en la vida, dictaminan todo.

En agosto pasado, cuando un sector de la afición abucheó al entrenador y al equipo tras perder la ventaja en el marcador y seguir sumergido en una marea de empates de la cual parecía no habría salida, Larcamón salió a conferencia de prensa a cuestionar la actitud y –a mi criterio, totalmente entendible –poner en entredicho su continuidad, apelando a una ingratitud y falta de memoria para con su trabajo, agregando que sería él quien determinaría “si es así como quiero estar y donde quiero estar”.

Aquella noche, al minuto 75 del partido, Xabi Alonso salió de cambio. El tolosarra, con lo que el contexto del partido le permitía, respondió con un discreto movimiento de manos y una tímida sonrisa al cariño del madridismo, que lo despedía con una ovación atronadora, hecha a la medida de lo que sembró y cosechó durante su estancia en el club blanco.

Tal vez en su cabeza y en su corazón, una vocecita le confirmaba su gran acierto: se había ido por lo alto, con cariño y, lo más importante, dejándole las puertas abiertas para cuando decidiera volver. Que siempre hay que saber cuándo decir adiós.

Y recuerden: la intención sólo la conoce el jugador.

Sobre el autor

Miguel Caballero
Miguel Caballero

Director Editorial de GRADA. Cuenta con 10 años de experiencia en medios de comunicación. Ha cubierto torneos oficiales de FIFA como Copa América y Copa Confederaciones, entre otros. Coautor de los libros "Puentes" y Escribir es un ensayo".