Los “premios” del Club Puebla
Y si este es el camino a seguir de ahora en adelante y no la soberbia ni la pedantería, ninguna duda cabe que este triunfo, la exitosa gestión de Ricardo Carbajal, el regreso de la afición al Cuauhtémoc, serán sólo algunos de los “premios” que, indudablemente, seguirán recibiendo. Ojalá que así sea.
Durante las últimas semanas, y tal vez con exageración en las horas previas a su desenlace, la trama protagonizada por el Club Puebla, el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS, por sus siglas en inglés) y la Federación Mexicana de Fútbol (con la escuadra de Xolos como invitado especial), fue el tema de conversación ineludible de cara a la recta final del torneo.
El pasado 15 de septiembre, en la columna titulada La bravuconería del Club Puebla, mi felicidad era algo inocultable. Y es que después de estar acostumbrado a que mi equipo, a través de sus dirigentes, agachara la cabeza ante cualquier tipo de atropello, aquel comunicado socarrón contra la Federación Mexicana de Fútbol (FMF) y la posterior demanda por el ridículo “caso Xolos” resultaba un acto heróico y balsámico; un apapacho al corazón ante tanta desfachatez y persecución sufrida durante décadas:
“...mi yo de niño, que es quien en realidad escribe esta columna, agradece de corazón esta última bravata del club contra ese organismo coludido de impresentables, que a nivel cancha y administrativo siguen y seguirán en su contra con labores propias de la “cosa nostra”.
En demasiadas ocasiones se pidió, por un asomo de dignidad o al menos por guardar las apariencias, que alguien de entre todos los que se supone lideran al club, saliera en su defensa de manera pública y contundente, pues el silencio sólo exhibía dos escenarios (ambos preocupantes como imperdonables): sumisión o complicidad.
En el fútbol como en la vida, existen partidos que están perdidos desde un inicio. Por eso no hay nada más emocionante que salir a jugarlos, sin pensar el resultado, pero poniendo lo que hay que poner”.
El veredicto del TAS a favor del Puebla –sorpresivo, pues muy de vez en cuando este equipo obtiene algo a favor –ha sido una de las mejores noticias que ha recibido en su historia y es digno de celebrarse, pues ha sido también una manera de desnudar lo podrido de un organismo corrupto y mafioso, manejado al antojo de intereses mezquinos por conducto de empleados gangsteriles en medios de comunicación, cargos directivos en clubes y, como en este caso, el séquito arbitral (a través de una de sus ‘mejores cartas’ como el siempre impresentable de César Arturo Ramos Palazuelos).
Aunque esta decisión acertada de apelar la sanción y la victoria obtenida, en lo absoluto maquillan el fracaso que fue la planeación para este torneo, mi reconocimiento y, sobre todo, agradecimiento de corazón al directivo o directivos responsables del Club Puebla por este encantador arrebato de valentía y personalidad, que seguramente algunas represalias tendrá, pues así actúa la mafia.
Y si este es el camino a seguir de ahora en adelante y no la soberbia ni la pedantería, ninguna duda cabe que este triunfo, la exitosa gestión de Ricardo Carbajal, el regreso de la afición al Cuauhtémoc, serán sólo algunos de los “premios” que, indudablemente, seguirán recibiendo. Ojalá que así sea.