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Ganamos y perdiste

Los genios pasan y dejan su legado, y nosotros hablamos de ellos durante y después, los genios siempre estarán no importando cuantas veces hayan perdido porque los abandonamos caprichosamente en el camino. Los genios vivirán para siempre.

Antonio
Antonio Palomino

Actualizado: 14 MAR 2023 - 0:16

Ganamos y perdiste
Arte: GRADA

Los genios están destinados a la soledad del altar, a la intransigencia del fanático y su ambición de ganar, a que una vez logrado algo se le exija que haga siempre lo mismo; entre estos genios hay muy pocos que pueden hacer y hacer y volver a hacer y una vez más el mismo truco, diferente escenario y similares resultados.

A lo largo de nuestra historia hemos visto desfilar a una gran cantidad de genios que cambiaron el futbol de alguna manera, una jugada, una estrategia, un golazo y, a veces, estas acciones generan que la expectativa sobre algunos mortales se expanda al grado de pensar que es una estrella.

Hemos vivido a algunos genios y muchos grandes futbolistas y debemos ser conscientes de la diferencia entre los tocados y los trabajados.  En la última década y media hemos visto el caso más específico de “talento natural vs talento trabajado”: Lionel Messi y Cristiano Ronaldo. Ambos son unas máquinas futbolísticas, pero no es lo mismo el juego de uno y del otro.  El talento debe existir, debe haber habilidades futbolísticas para que puedan llegar al mote de leyenda.

Y esto no quita el punto que tratamos hoy, el pedestal donde los colocamos y cómo pueden caer o simplemente al que antes le aplaudimos todo, hoy lo criticamos hasta por un pase mal dado.

En su momento, Messi metió 91 goles en año natural y cuando metía 50 decíamos que estaba acabado, cuando Maradona paseó al equipo inglés por la cancha del Azteca todos aplaudimos al “Barrilete Cósmico”, pero cuando solo se quitaba a 3 y la clavaba en el ángulo, “ya estaba viejo”, el “Fenómeno” Ronaldo encarrerado haciendo bailar a cuanto rival intentaba detenerlo en Barcelona, Inter y Madrid, pero cuando en Milán y Corinthians solo se quitaba a dos y la ponía inalcanzable para el portero, era solo un gran delantero más. Cristiano le pegaba con un tubo y la “Folha Seca” era el arma letal más poderosa del tiro libro, cuando empezó a no apuntar adecuadamente, su ratio de efectividad bajó y dijeron “sólo de penal”; mientras “Ronaldinho” hacía malabares en la cancha era “la sonrisa del futbol” y cuando decidió que era suficiente y solo hacía lo mínimo, entonces el genio abandonó su puesto de dios del estadio.

Estos mitos, leyendas y genios que permanecieron en nuestras palmas y vítores durante años, han tenido “fin de ciclo” más veces de las que podemos recordar y aún así son muestras claras de lo que el talento hace y genera.

El altar donde los colocamos es tan frágil como el deseo de victoria que tenemos para nuestro equipo, cuando estos dioses no pueden con una defensa atascada de doble línea de 5, los tildamos de acabados y derrotados, y surge la terrible dualidad del “ganamos / perdiste”.

Mientras son los ídolos, los genios, los que nos hacen sonreír y gritar será siempre “ganamos”. No importa que desde el sofá o el bar, no hayamos hecho más que ponernos la playera y muchas de las veces, sin siquiera portar su número y nombre, solo la playera del equipo y eso nos hace merecedores del triunfo. ¡Ah!, pero cuando el genio no logra anotar (nómbrese todos los peros posibles) entonces, la playera puesta es mía, es de mi equipo y ese día no perdimos, ese día “perdiste”; ese día el dotado no pudo y se queda en soledad, más triste y frustrado que nadie porque la feligresía ha decidido no aplaudirle, sino abuchearlo.

Este caso es solo una parte del fútbol, pero es la que más ruido hace. Es la que genera notas en la prensa, que habla de rumores de traspaso, que habla de retiros, que habla de sanciones, castigos, tragedias, catástrofes y todo lo que puede acabar con el mundo del futbol; el ídolo el siguiente juego anota y gana el equipo y todo vuelve a la normalidad, a festejar como locos y decirle: “¡Ganamos!”.

La terrible condena que deben cumplir los genios del futbol es siempre hacer las cosas bien y a tiempo, es servir de dioses del pueblo y cumplir con las expectativas de los exquisitos que, desde su puesto, demandan que el jugador cumpla con su rol del mejor.

Los genios pasan y dejan su legado, y nosotros hablamos de ellos durante y después, los genios siempre estarán no importando cuantas veces hayan perdido porque los abandonamos caprichosamente en el camino. Los genios vivirán para siempre.

Y recuerden, la pelota siempre al 10.

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