Arce, Antony y los juegos de poder
Curioso, por decir lo menos, resulta que el cuerpo técnico de la Franja que encabeza Eduardo Arce haya elegido desprenderse de Antony; ese clavo ardiente del cuál el equipo y su afición se agarraron, en enorme medida, para clasificarse a instancias finales y fantasear con sueños imposibles, durante los últimos cinco torneos.
En la célebre serie estadounidense House of Cards (Netflix, 2013), dirigiendo una de sus icónicas miradas a la cámara tras una breve discusión con un personaje secundario, Francis Underwood (Kevin Spacey) dispara una frase que nos exhibe, una vez más, su despiadada y encantadora personalidad:
“Qué desperdicio de talento. Él eligió el dinero en vez del poder, un error que en este pueblo casi todos cometen. Dinero es esa gran mansión en Sarasota que empieza a caerse a pedazos luego de diez años. Poder es el viejo edificio de roca que resiste por siglos. No puedo respetar a alguien que no entienda la diferencia”.
Como era de esperarse –porque en los últimos tiempos no ha podido y, sobre todo, no ha querido ser y hacer de otra manera –el Club Puebla decidió desprenderse de otra de sus figuras: Antony Silva.
Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe, dice el viejo refrán. Y en el entorno camotero, algunas veces en son de broma y otras no tanto, tanto se había especulado con la no continuidad del portero paraguayo que la tendencia terminó por imponerse.
Sin dar lugar a la más pequeña de las dudas, Silva fue el futbolista más decisivo de la última época de bonanza en la Franja; incluso, a pesar de la baja de rendimiento en el actual torneo (aderezada, también, con el triste y precario apoyo de su zona defensiva), no existió jugador más determinante para la entidad camotera que su capitán.
Curioso, por decir lo menos, resulta que el cuerpo técnico de la Franja que encabeza Eduardo Arce haya elegido desprenderse de Antony; ese clavo ardiente del cuál el equipo y su afición se agarraron, en enorme medida, para clasificarse a instancias finales y fantasear con sueños imposibles (y a juicios de muchos, inmerecidos), durante los últimos cinco torneos.
Silva, por si hay que recordarlo, es un sinfín de atajadas que evitaron caídas estrepitosas, mantuvieron angustiantes triunfos y rescataron justos e injustos empates; y también será, por supuesto, aquellos errores incomprensibles.
Antony es, también, aquella cardíaca eliminatoria frente a Chivas en noviembre de 2021 y ante Mazatlán seis meses después; y es también los duelos frente al América, incluyendo el penal atajado insólitamente invalidado así como la imborrable goleada histórica a finales del año pasado.
‘Santony’ es ese concierto de gestos y ademanes de reproche a sus compañeros ante la oleada de remates y goles en contra; y también es uno de los porteros –decida usted el lugar –más importantes en la historia de la Franja.
Por su parte, retomando el jueguito underwoodiano, tras un semestre de durísimo aprendizaje, con caídas y yerros profundamente aleccionadores, Eduardo Arce da muestras de querer encontrar la diferencia entre ser un director técnico y dirigir a un equipo. Ha elegido “el viejo edificio de roca sobre la gran mansión en Sarasota”. Ha elegido el poder. Que el espíritu del buen Francis le acompañe.