La Franja, un premio para Gerardo Espinoza
Que Gerardo Espinoza tenga muy claro que, desde este momento, lo único que la afición le demandará es profesionalismo, respeto al club que ya conoció como futbolista (e incluso, con el que ganó un título) y, sobre todo, que le permite seguir construyendo su propio camino profesional en el máximo circuito como entrenador.
La ruleta de nombres que merodearon el banquillo del Club Puebla concluyó con la elección de Gerardo Espinoza.
Procedente de la Selección Nacional de México sub 23 que conquistó la medalla de oro en los recientes Juegos Centroamericanos y del Caribe de San Salvador, y previamente con un título y un “Campeón de Campeones” al frente del Tapatío de la Liga Expansión MX, la elección de Espinoza merece, al menos, el beneficio de la duda.
Dentro de los requisitos, aptitudes, características –o como se guste llamar –que ‘debía’ reunir el nuevo director técnico de la Franja, una de las más importantes, sin lugar a dudas, era contar con recorrido en el fútbol (tanto a nivel cancha como en la banca), liderazgo para afrontar el peculiar contexto que hoy envuelve al equipo y, sobre todo, ‘hambre deportiva’ (digamos, rasgos similares al perfil de futbolistas que han construido la gran historia de este club a lo largo de sus casi 80 años).
Sin lugar a dudas, el reciente recorrido en la segunda división del fútbol mexicano parece una buena tarjeta de presentación para el nuevo líder de la banda camotera; pero más allá de eso, habla de un tipo que supo labrarse un camino lejos de la comodidad que ofrecen otros espacios con mucho foco pero sin ningún riesgo real, y que hoy recibe, si no la oportunidad de su vida, sí una que se le acerca (y mucho).
Esto viene al tema porque en la atmósfera enfranjada se ha normalizado una narrativa que ojalá los aficionados no permitieran con exceso. Y es que cada vez que suena la posible contratación de un futbolista o de un director técnico, es demasiado común escuchar: ¿pero quién va a querer venir al Puebla?
A veces, pareciera olvidarse lo que significa la Franja en el balompié nacional, el lugar que ocupa en la tradición futbolística de México como pieza clave de sus primeros años de historia o siendo, por ejemplo, uno de los contados equipos que presume de ser “Campeonísimo”.
Me encantaría saber que la noche de este lunes, mientras Gerardo Espinoza revisaba a detalle y con lupa las letras chiquitas del contrato que lo confirma en su nuevo cargo, alguien tuvo la bondad de recordarle el orgullo que representa vestir el escudo que a partir de mañana (oficialmente), en el clásico gesto protocolario de enfundarse la playera o chamarra institucional, con la sala de prensa del estadio Cuauhtémoc como testigo, comenzará a defender.
Confieso que había decidido reprogramar este texto, esperando las primeras declaraciones de Espinoza como el nuevo mandamás de la Franja; sin embargo, tal vez desde la ilusión que arrojó el triunfo del pasado viernes y que calmó, aunque sea un poco el coraje y hartazgo de días pasados, me quité la pausa del teclado. Hay sentimientos que no deben dejarse para después.
Que Gerardo Espinoza tenga muy claro que, desde este momento, lo único que la afición le demandará es profesionalismo, respeto al club que ya conoció como futbolista (e incluso, con el que ganó un título) y, sobre todo, que le permite seguir construyendo su propio camino profesional en el máximo circuito como entrenador.
Los mejores deseos a Gerardo Espinoza. ¡Que disfrute, con mucho orgullo, el premio de dirigir al Puebla de la Franja!