La crisis del Puebla de Carbajal
Llamarle “crisis” a lo que ocurre hoy en la Franja es exagerado; pero tampoco hay que esperar a tocar fondo como sucedió el torneo anterior para encender las alarmas.
En el fútbol, existen posturas que pueden ser comprensibles, más allá de que nos gusten o no. El hecho de guardar un resultado, de “tirarse atrás”, frente a equipos de mayor empaque, de mayor poderío ofensivo y con mejor capacidad de respuesta, es la mayoría de las ocasiones, algo entendible.
Pero cuando estás jugando contra equipos de tu mismo nivel, que se ubican en tu “misma liga”, dichas posturas, muy por el contrario, deben ser profundamente criticadas. Y esto fue lo que le ocurrió al Club Puebla el pasado viernes, frente a Necaxa, en lo que fue su debut en este torneo, en el estadio Cuauhtémoc.
Este tipo de partidos, frente a este tipo de rivales, es una obligación proponerlos y ganarlos; sobre todo si juegas en casa. Y la Franja adoptó una postura que no se justifica en lo absoluto.
Puebla ha sido un equipo intermitente en este torneo. Desde la primera fecha y en el juego ante los Rayos, los poblanos no han sido un desastre futbolístico, en lo absoluto; pero es cierto que han terminado por pagar la falta de ‘pegada’; ese golpe de calidad en zona ofensiva.
Lucas Cavallini, Miguel Sansores, Martín Barragán (no incluimos a Santiago Ormeño, que seguirá sin estar disponible, increíblemente) son más una esperanza de resurgimiento que jugadores que, ante las necesidades que tiene Puebla al día de hoy, sean una verdadera solución.
Si se fue sumamente crítico y duro con Eduardo Arce, en especial en la planeación de la plantilla y la gestión del pasado torneo cuando dejó al equipo con 1 punto en cinco jornadas, también hay que serlo con Ricardo Carbajal.
Carbajal tiene crédito, claro está; tomó al equipo totalmente destrozado y hundido en la tabla general y lo llevó a una clasificación directa a la Liguilla. Pero este mismo crédito se ha ido gastando, poco a poco y sin caer en un dramatismo innecesario, ante cierta toma de decisiones a nivel campo (en las dos jornadas ya disputadas), así como a nivel “armado” del equipo porque, si él está validando a la conformación de la plantilla actual de la Franja, él también será uno de los grandes responsables de lo que suceda en este campeonato.
Se ha mencionado anteriormente que la Franja necesita de verdaderos “refuerzos”; de profundidad en la plantilla con una capacidad de respuesta para que incluso, cuando se quiera “guardar un resultado”, más allá de que el plan guste o no, se tengan las herramientas para llevarlo a cabo. Y el viernes quedó comprobado que no se tienen, y se terminaron pagando las consecuencias ante un equipo que sin hacer una gesta ni una hazaña, le arrebató el triunfo en un santiamén.
Llamarle “crisis” a lo que ocurre hoy en la Franja es exagerado; pero tampoco hay que esperar a tocar fondo como sucedió el torneo anterior para encender las alarmas.
El próximo viernes se tendrá una nueva oportunidad para resarcir la imagen brindada en este campeonato. Y si ante Necaxa se estaba obligado a ganar, cuanto más frente a Toluca, y así evitar que el torneo comience a hacerse “eterno” y entrar, ahora sí, en una nueva crisis.
Y recuerden: la intención sólo la conoce el jugador.