Una millonada que no ilusiona
Los más de 160 millones de pesos que “Maxi” Araújo ha representado para el Club Puebla sólo ha alimentado cierto sarcasmo y burlas.
La millonada que el Club Puebla percibirá por el uruguayo Maximiliano Araújo ha mostrado, de nueva cuenta, una sensación que está completamente normalizada en el entorno camotero.
Y es que al día de hoy, no importa lo que suceda en la Franja; por más “bonita” que sea la noticia sobre una venta que genere ingresos al club, el sentimiento de abandono está completamente arraigado.
Es un hecho que percibir más de 3 millones de dólares, como sucederá gracias a la transferencia protagonizada por “Maxi” del cuadro del Toluca al Sporting de Lisboa de Portugal, en cualquier entidad futbolística significaría un golpe de emoción para la afición del club beneficiado.
Sin embargo, en la Franja las cosas son abismalmente distintas a esa ilusión.
Las repercusiones a la información revelada por este periódico sobre los más de 160 millones de pesos que “Maxi” Araújo ha representado, en tema económico, para el conjunto camotero sólo ha alimentado cierto sarcasmo y burlas.
Incluso, ‘coqueteando’ con que el dinero que la Franja percibirá por dicha transferencia, así como sucedió con ventas pasadas de jugadores clave para la institución, se utilizarán para cualquier concepto que pueda imaginarse (incluida la multa por quedar en los últimos lugares de la competencia al final del actual torneo), menos para conformar una plantilla competitiva.
Como suele decirse por ahí, esta situación sería algo gracioso si no fuera real y con experiencias probadas. A lo largo de los últimos años, la directiva del Puebla ha ingresado varios millones de dólares y ha dejado a la plantilla completamente a la deriva, esperando por un milagro.
Ojalá que al igual que sucedió el fin de semana pasado contra el América, en un triunfo que rompió las quinielas, esto sirviera para darle un vuelco a la historia y mostrar un poquito de compromiso. Pero los milagros suceden muy de vez en cuando.
Y recuerden: la intención sólo la conoce el jugador.